PSICOHIGIENE: el cuidado de uno mismo y de los demás

La vida no es justa, no se elige ni cómo, ni cuándo, ni dónde nacer, ni en qué condiciones y tampoco tenemos garantizadas las distintas situaciones que pueden esconder accidentes, pérdidas y disgustos.

 
A nosotros nos cabe, jugar nuestras cartas, priorizar lo importante, prevenir lo negativo, agradecer lo positivo.
 
Y es ahí donde aparece la PSICOHIGIENE, la educación para la vida, para esta incierta existencia llena de interrogantes y falta de respuestas.
Para dar cabida a la alegría, al agradecimiento, a lo bello, a la sorpresa.
Para disfrutar de y con la naturaleza.
 
Una psicohigiene que no olvida el sentido de transcendencia del ser humano, que nace con un sistema que nos permite llorar y reír y mostrarnos generosos y altruistas, solidarios.
 
Apreciamos el arte, la pintura, el teatro, la escultura, el circo, la música y tanto, y tanto como nuestra sensibilidad y la educación, nos predisponga.
El bienestar pasa por distintos momentos, diferentes edades, la del juego infantil, la del grupo y enamoramiento juvenil, la de la integración laboral, la del éxito personal, en la madurez y la de la nostalgia, el recuerdo y la despedida de los más mayores que ven llegar con fuerza a nuevas generaciones.
 
Hay países que no conocen del bienestar por su injusta pobreza, por la violencia extrema, por la guerra crónica. Y es que no es posible el bienestar personal si el resto sufre, recordemos que disponemos de las denominadas neuronas espejo, para sentirnos concernidos por el otro, implicados por sus conductas y actitudes.
 
Nos cabe no solo pensar, sino vivir.
No solo las respuestas sino formular preguntas y generar oportunidades. Es así que la psicohigiene nace no solo del cerebro sino del corazón, de la calidez, de la sonrisa, de no sentirse el centro del universo, de desdramatizar y reiteramos de prevenir, de anticipar, de flexibilizar, de gustar el gustar.
De asumir que somos distintos, de aceptarnos como somos, intentando mejorarnos.
Hablamos de una utopía pero que es accesible, que en gran medida es realizable, que no adolece de ser pretenciosa, sino muy al contrario de resituarnos, sabiéndonos vulnerables pero resilientes.
 
Y es que el ser humano nunca estará del todo contento, pero sí mantendrá una necesaria esperanza, un compromiso individual y social, un reconocimiento a quienes nos antecedieron y un compromiso en quienes nos continuarán.
 
No estaremos mucho en este mundo, pero podemos en algo propiciar estar bien y facilitárselo a los otros.
 

Proponemos la psicohigiene para evitar tanto psicofármaco, tanta psicoterapia, tanto descontento.

Podemos iniciar la práctica de la psicohigiene cualquier día, en cualquier momento. El mejor es ahora.

 Más información sobre el libro PSICOHIGIENE 
 
Javier Urra
Dr. en Psicología.
Dr. en Ciencias de la Salud.

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