2. De 7 a 11 años: la autoridad de los padres se asienta cuando los niños empiezan a cuestionar tanto sus propios porqués como las explicaciones que reciben. Utilizan nuevos argumentos, como los de sus amigos, y comienzan a manifestar sus propios gustos y opiniones con mayor seguridad. Según alcancen mayores cotas de autonomía, irán formando un criterio propio ante los distintos acontecimientos que se irán sucediendo. 3. Entre los 12 y los 16 años: la autoridad de los padres se confirma, pero estos deben estar preparados a confrontar con sus hijos los motivos de sus decisiones, teniendo en cuenta la edad y la capacidad, pues si se ha fomentado en exceso el espíritu crítico, los hijos acabarán cuestionando los criterios educativos y normativos de los padres, sobre todo, en la adolescencia, que es una etapa en la que cualquier tipo de autoridad —familia o colegio—, se cuestiona. Es entonces cuando la presión del grupo de amigos es más influyente en las ideas, opiniones y conductas de nuestros hijos. Es con ellos con quien más hablan de aquello que les preocupa o les afecta. Por eso es esencial que los padres conozcamos a los amigos de nuestros hijos, con quien van, y asumir que, si queremos que sean críticos con ellos, lo serán también con nosotros, con nuestras normas y con nuestra autoridad. Pero no hay lugar para el miedo: los padres han de avanzar con sus hijos en esta etapa y afrontarla con serenidad, paciencia, comprensión, tolerancia y mucha comunicación. EJERCICIOS PARA ENSEÑAR A CREAR OPINIÓN – Analizar con los hijos cuáles son las modas y quienes las proponen, comentar los anuncios de la TV, la publicidad…
– Leer una misma noticia en varios medios de prensa diferentes, o en distintas cadenas de televisión y preguntarnos si el tratamiento es objetivo y, por último, cuál es su opinión personal.