Hace falta, al igual que en parada cardiaca, una descarga en busca de la reacción. Lo afirma quién durante los seis últimos años ha sido el Presidente de la Comisión Deontológica de los Psicólogos de Madrid y cuya Tesis Doctoral versó sobre “Dilemas éticos de los psicólogos”.
Aquellos violadores en serie, pederastas multireincidentes, psicópatas que no muestran arrepentimiento, ni culpabilidad, que no sufren con las víctimas a las que tanto daño han causado, que te hacen saber que es posible que reincidan y que expresan que ya han pagado por la condena judicial, tienen que saber que en la vida hay dilemas éticos y hay que enfrentarlos a ellos. ¿Dañar a las demás víctimas inocentes o dañarse a sí mismos? Es esencial que sientan, que se sepan concernidos, que no se desresponsabilicen, que afronten su libertad, que musculen su voluntad.
Como todo clínico, buscamos la rehabilitación y la no reincidencia, eso exige ocasionalmente un “shock”, un enfrentarle contra su espejo, para que sepa que lo que hizo no puede repararse, que si alcanza a tener conciencia moral padecerá por no poder resarcir el daño.
Soy contrario radicalmente a la pena de muerte, estimo que el suicidio es un fracaso, una pérdida que debemos evitar. Nunca induciré al suicidio, pero sí enfrentaré al ser humano con su libertad, seguiré trabajando con los agresores, pero sin olvidar a sus víctimas, también a las que todavía no lo han sido.
Acabemos con el buenísmo, con una intervención aséptica, enfrentemos al multireincidente con la verdad. Precisamos terapias en las cárceles, reconocimiento de lo hecho aunque de esta forma se enteren su esposa e hijos, terapia revulsiva, dolorosa emocionalmente que convulsione las entrañas del insensible para que un día pueda reintegrarse a la sociedad y pedir perdón, un perdón profundo, crónico.
Asumo críticas, pero demando respuestas. Tenemos leyes pero en gran medida y en algunos casos adolecemos de moral, de ética, de responsabilización ante lo hecho.
Y no se dude, las conductas son precedidas de pensamientos.
Javier Urra.