IGUALDAD REAL

Publicación: Diario de Navarra
Fecha: 6 de Septiembre de 2009
La aprecio año a año como miembro del Tribunal de Oposiciones del Ministerio de Justicia. El número uno lo obtiene siempre una mujer.
Como profesor de 5º de Psicología veo a los varones acobardados, sentados al final del aula y agrupados. Quizás hemos dado la vuelta a la tortilla y habría que analizar como conseguir un verdadero equilibrio, respeto y complementación.
Me pregunto ¿por qué casi no hay profesores varones en la escuela infantil con los niños de 0 a 6 años? Y por tanto ¿de qué igualdad estamos hablando?
Viajo casi diariamente a pueblos y ciudades de España y paro a comer en restaurantes de carretera donde preside el salón una televisión. Cuando las noticias indican que un hombre ha matado a su pareja o expareja no es infrecuente escuchar “algo habrá hecho” o “seguro que se lo merecía”. Esto es lo que subyace en el pensamiento cretino de algunos varones.
No hace mucho que fui a dictar una conferencia sobre violencia de género a un pueblo grande de Albacete, estábamos el alcalde y yo (varones), el resto, más de 300 personas eran todas mujeres. Dato no sólo significativo sino profundamente preocupante. Tomando luego un pinchito, algunas de ellas llorando me contaron tristes historias silenciadas.
La igualdad ¿a quién beneficia?
En primer lugar a la mujer que hoy sufre de un injusto sentimiento de culpabilidad, al no alcanzar a conciliar perfectamente el trabajo en el hogar, fuera del mismo, cuidar de los hijos y de los mayores.
En segundo al varón dado que le permite desarrollar su emocionalidad, su sensibilidad, lo más excelso del ser.
En tercero a niñas y niños, ante un mundo que es y va a ser muy atractivo, pero complejo, donde la cooperación es un reto para resolver los dilemas –muchos de ellos éticos- que se avecinan, para superar dudas y rupturas.
Somos distintos y gozosamente complementarios.
Precisamos sensibilización, enseñar a ponerse en el lugar del otro, algo que se hace mucho más con las niñas.
Vd. querida o querido lector habrán visto como las niñas cuidan de sus muñecas mientras los chavales hacen el bruto o simplemente como las niñas dan comida a las palomas mientras los niños las persiguen con un palo. No creo que esté en nuestros cromosomas sino en la transmisión cultural estas diferencias.
Hay aspectos muy sutiles, por ejemplo los hijos hablan mucho más con la madre, salvo cuando hay que decidir respecto a la formación futura.
Relativo al lenguaje, la mujer hace un uso mucho más rico de la palabra y emplea un lenguaje no tóxico que en muchas ocasiones sirve de puente afectivo o de imán prosocial.
Estas claves antedichas dan explicación en gran medida a por qué tenemos tan pocas mujeres en nuestras prisiones.
Pienso que se puede enaltecer las características idiosincrásicas de cada género,  reforzando lo que es la maternidad y la paternidad, no debemos ir a un ser unisex.
Respecto a culturas que nos llegan me preocupa el acortamiento de la infancia en muchas niñas que llegan de iberoamérica o de gitanas rumanas nómadas que buscan quedarse embarazadas a muy corta edad para alcanzar un reconocido rol social.
La igualdad debe filtrarse por todos los poros, pues la lucha de género, el sexismo lo hace de manera insidiosa en gestos, frases, comentarios, chistes, así como en anuncios televisivos y en la vida cotidiana.
Hay conductas que difícilmente se critican o evalúan por ejemplo, el número altísimo de prostíbulos a los que mayoritariamente acuden varones.
En el imaginario colectivo sigue existiendo un criterio de feminidad paciente, sumisa y de color rosa para las mujeres y de fuerza, atrevimiento, virilidad y dominio para los varones.
Es verdad que el hombre es más fuerte y más competitivo en el deporte, pero no es menos cierto que la mujer es capaz de parir y de tener una esperanza de vida mayor.
La igualdad debe asentarse no sólo en las leyes sino en la convicción y es necesario que las propias mujeres ayuden a la misma en la siguiente generación.
Creo que es en el hogar donde más pasos quedan por darse, la escuela ha avanzado en ese sentido bastante.
Hemos de señalar que hoy ya existen revistas de hombres para hombres, donde se trata su desarrollo físico, su equilibrio psíquico, forma de embellecimiento. Algo impensable no hace mucho cuando se consideraba que al hombre solo le interesaban revistas en las que aparecen señoritas.
De la época de nuestros abuelos a hoy el cambio ha sido radical, pero los detalles, los flecos son esenciales y a veces a los varones nos es difícil avanzar y sentir en la verdadera igualdad pues no hemos tenido ejemplos claros de ello.
Facilitemos a nuestros descendientes nacer en un mundo de igualdad, lo que significará un mundo más libre y que se expanda así por todos los continentes. El mundo ganará mucho en esperanza.

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